El desarrollo humano no consiste en acumular datos, sino en desarrollar capacidades que permiten llegar a cualquier información por uno mismo.
Todo es información. La sabiduría es intrínseca, materia es leyes. Los libros que muestran con mayor exactitud los patrones de la física, química, matemáticas, economía, arte, biología, política… Se encuentran dentro y fuera, en el comportamiento de nuestras células, moléculas, en los átomos. Lo sabemos todo, el reto es conocerlo conscientemente.
La falta de consideración a la sabiduría natural fundamenta la ideología de la supremacía de un ser sobre otro, desarrolladas en todos los ámbitos sociales: religión, política, educación, medicina, para fundamentar que siempre hay alguien que tiene el saber y tú no. Obviamente hay profesionales que tienen más conocimientos en una materia, porque han desarrollado capacidades para llegar a ellas, o las han adquirido mediante el sistema de conocimiento por datos. El enfoque correcto para referirnos a un experto debería ser “el que ha desarrollado capacidades”, y empezar a considerar la capacidad adquisitiva y procesadora de la inteligencia artificial como lo que es. No hay inteligencia en la máquina más que la propia organización de su hardware integrada con una memoria copiada del colectivo humano.
Poner la lupa para definir nos acerca a un concepto más exacto de aquello a lo que nos referimos. El saber natural debe ser considerado para avanzar de manera correcta a lo que significa progreso, pues es el punto de partida más cercano y consistente.
Vamos a adentrarnos más en este desarrollo. Primero ver qué significa. Y para ello, voy a abordarlo desde la definición de capitalismo.
El capitalismo es el legado de bienes en forma de conocimiento que vamos acumulando individualmente o como especie. El único campo ampliable es el de las capacidades del conocer, para conocer lo que ya sabes. Es más simple de lo que parece. No es un superpoder, se llama conexión, y hay que entenderlo en un contexto más amplio. Es más que acumular datos. Es conectar con las capacidades que existen como posibilidad y que vamos acumulando en nuestro saco de experiencia conectiva, y que es lo que aporta el verdadero desarrollo del ser.
El término “perfección” asusta porque se ha derivado a radicalismos ideológicos. Hay que darle el enfoque correcto. No se trata de estar completos, sino ser “exactos”, un término que debemos empezar a usar para valorar nuestras conexiones.
La exactitud es algo que descubrí intentando saber qué es el amor. Y me di cuenta que el amor es el “evento de la exactitud”. Es cuando conectas exactamente con lo que es (y no otra cosa).
Cuando comprendemos qué es verdaderamente el capitalismo, podemos ver que la era tecnológica nos está alejando. Parece una paradoja. Solo hay que pensar y dejar de usar palabras robadas. En el auge de nuestra inteligencia, la IA puede ser un catalizador de los más potentes o un golpe bajo de la ideología de la supremacía.
La sociedad se ha centrado en el consumo como modo de extraer un “bien” capital que no aporta nada (al contrario). El capitalismo no debe desplazarse, sino definirse como lo que realmente es: legado. Lo hemos hecho a lo largo de la historia, tengo una piedra y la convierto en una herramienta. He ganado herramienta y desarrollo. Hoy en día, solo unos pocos ven que un smartphone es una piedra (no hablo metafóricamente), es reino mineral conduciendo información. Cuando lo observas desde esta perspectiva, ves sus posibilidades reales, su semilla y su futuro, y ves cómo puede llevarse a cabo que una máquina adquiera consciencia fuera del software. Ves el tiempo con todos sus matices que nos separa de ello. El objetivo, la posición en la esfera temporal. Y solo queda ir a ello, desde el tiempo secuencial quizá tardes 1000 años, aunque eso puede cambiar “mañana”, porque el tiempo es relativo a cómo solventes la distancia entre el primer contacto con una información y su procesamiento. O sea, lo que tardes en construir tu “mente esfera” es lo que vas a tardar en solventar la “gravedad” y salir de La Tierra (es decir, revertir la involución de los sistemas de conexión con la información… Lo explicaré en otro post).
El problema de la tecnología es que está desalineada con el desarrollo natural. La máquina no debe sustituir el trabajo del humano, pues le está apartando del desarrollo. La ideología de la supremacía genera una falta de conocimiento de las propias capacidades. La creencia de que hay alguien que sabe más que tú es errónea (que conoce más sí, que sabe, no), y ha conducido a las carencias actuales, al formar parte de los fundamentos de nuestra sociedad en todos los campos. Muchos consideran a la IA ya como dios jajaja).
©Meritxell Castells / Mente Esfera 2025